Los inquietos ingenieros del MIT acaban de inventar un nuevo sistema de red que ayudaría a mejorar la velocidad de la red entre 100 y 1.000 veces. Han diseñado una manera de optimizar la logística interna de las redes de fibra óptica de tal modo que además de aumentar la velocidad brutalmente, disminuyen de manera drástica la energía que necesitan para funcionar.
Los cerebros del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), a las órdenes de Vincent Chan, profesor de Ingeniería Eléctrica e Informática, han creado un nuevo modelo de red que supera los problemas de flujo que poseen los actuales sistemas de fibra óptica que forman el corazón del sistema que es la Red. Los routers que dirigen el tráfico en Internet suelen convertir las señales ópticas en eléctricas para procesarlas y, a continuación, vuelven a transformarlas en señales ópticas para poder transmitirlas, un proceso que consume mucho tiempo y energía. La transmisión óptica de datos es tan eficiente porque distintas longitudes de onda de la luz cargadas con diferentes informaciones pueden viajar sobre la misma fibra. Sin embargo, los problemas aparecen cuando las señales ópticas procedentes de distintas direcciones llegan a un router al mismo tiempo. Se necesita realizar una conversión en señales eléctricas para que el router guarde esos datos en la memoria hasta que pueda acceder a ellos.
La arquitectura propuesta por Chan aumentará hasta 1000 veces la velocidad
Chan afirma que ha logrado eliminar esa ineficiente conversión gracias a un nuevo diseño de red que se basa en lo que han llamado la “conmutación de flujo”. El sistema trabaja estableciendo una ruta de acceso a través de la red entre dos puntos de afluencia de datos masiva. Para ciertas longitudes de onda de la luz, los routers situados a lo largo de ese camino sólo podrían aceptar las señales que vienen de una única dirección y enviarlas en un solo sentido. Como no hay posibilidad de que las señales lleguen desde varias direcciones, nunca habría necesidad de almacenarlas en la memoria y, por tanto, no se necesita convertir la señal óptica en eléctrica.
En el diseño del MIT, la asignación de ancho de banda cambiaría constantemente. Si el tráfico entre dos puntos aumentase, se utilizarían nuevas longitudes de onda para manejarlo y, cuando disminuyese, se abandonarían. Para operar con estos movimientos Chan y sus colegas han desarrollado protocolos de gestión de red capaces de realizar estas reasignaciones en cuestión de segundos. De esta manera, no se desperdicia ancho de banda cuando no se esté utilizando, como sucede en la Red actualmente. Y para colmo, esto ahorraría una energía considerable, con lo que ello conlleva en reducción de costes económicos y evitación de daños al medio ambiente.
En internet la velocidad es un parámetro del que nunca hay suficiente
Pero no se han quedado en la teoría. Chan y su equipo han montado una red experimental que recorre la costa Este y han verificado aumentos de velocidad entre 100 y 1000 veces. Las conclusiones del estudio van a ser presentadas en la Conferencia de optoelectrónica y Comunicaciones (0EC 2010), que se celebrará en Japón del 5 al 9 de julio. Algunos empresarios advierten del coste económico de tener que cambiar los router (se refiere a los sistemas generales, no los routers domésticos). Dicen que hay que invertir demasiado para conseguir unas prestaciones que la sociedad no demanda y que no compensa el esfuerzo económico para conseguir unas velocidades cuya tarifa tendrían que repercutir en los usuarios. A nosotros nos parece que la sociedad está ávida de velocidad y que con un esfuerzo suplementario, se podrían contener los costes y aplicarlos con mesura en las tarifas finales ¿Quién se resistiría a contratar una línea de 100 gigas
por un poco más de dinero?
ARTURO LUGO-apocusant
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